viernes, 17 de diciembre de 2010

LA CULPA NO ES DE DIOS

LA CULPA NO ES DE DIOS
Muchos se preguntaran ¿Por qué DIOS nos castiga con estas tragedias naturales? Y resulta que el enfoque es errado; lo correcto es preguntarse ¿Mi DIOS que hemos hecho con la tierra? Todo lo que sucede es consecuencia de nuestra forma de ver la naturaleza. El criterio dominante fue que la naturaleza era fuente de recursos primarios para a partir de ellos desarrollar los bienes de consumo y en ese proceso llegamos al desequilibrio ecológico. La otra concepción es ver en la naturaleza una forma de relacionarnos sin la cual la vida es imposible. Esta segunda visión de alguna manera ahora encuentra seguidores importantes, que admiten el encuentro del desarrollo sin menoscabar las posibilidades del planeta. Lo cierto es que tampoco es suficiente si no se concientiza a la sociedad de ello y a los gobiernos de que deben invertir en energías limpias. Lo cual indica que los mensajes de respuesta de la naturaleza que son estas tragedias no son interpretadas correctamente por los hombres y mujeres que tienen el deber de guiar a la sociedad. No obstante la tragedia es usada para fines ideológicos, tratando de sembrar el hecho de que esos venezolanos se ubicaron al margen de caños y quebradas porque los ricos se cogieron los mejores terrenos, con ello incorpora un elemento para justificar una conducta de por si errada de ubicarse en estos lugares. Se va y les deja la ponzoña clavada de que su desgracia es responsabilidad de otros y no de ellos mismos y de los gobernantes. Si es admitido por todos que son las mismas quebradas y las mismas casas ¿Por qué no se ha hecho nada al respecto? Como consecuencia del deslave de 1999 y la vaguada del 2005, se platearon una serie de estudios para acabar con el ciclo pernicioso. El gobierno nacional con el primer deslave conformo una comisión integrada y coordinada por defensa civil (ahora protección civil), los organismos de infraestructura, universidades, el consejo nacional de la vivienda (disuelto) y el ministerio del ambiente y con el apoyo de Naciones Unidas entre 2001 y 2002 se concreto el “Plan Nacional de Riesgo”, una vez entregado este trabajo al gobierno quedo engavetado. Igualmente el “plan de rehabilitación” se comenzó y se paralizo ¿tiene DIOS acaso responsabilidad en la irresponsabilidad de los que pararon o no comenzaron a desarrollar lo que los estudios señalaban había que hacer? Claro que no. Busquemos entonces la lección correcta, la que debemos aprender, la de la inversión de los recursos en lo prioritario, la de la coordinación de esfuerzos, la de sumar voluntades, la de concretar planes de vivienda reales, la de entender el llamado de la naturaleza del porque suceden estas cosas. Pero la manipulación de la gente sobre lo que sucede es un crimen que a los ojos de Dios no está bien. Vimos como el domingo próximo pasado el comandante presidente en su papel “Del Macho de Venezuela” ordenaba a un general “tome esos hoteles que son para que los ricos pasen vacaciones” tremendo desprecio por los demás y agregaba “tómelo y vamos a ver si colaboran, porque después los intervendremos”. Esa es la actitud del “guapo” del “Macho”, actitud poco civilizada y democrática por cierto. Visito la zona y no llevo ni agua, ni ropa, ni comida, ni medicinas. Todo ello necesitándose y se presento con las manos vacías, pero con mucho discurso. Este es el origen del porque la gente regresa al lugar de donde fueron sacados, porque allí tienen lo que apenas les queda como esperanza, su idea de algo cercano a lo propio. Lamentablemente, la realidad supera a la planificación logística militar
CARLOS CASANOVA LEAL

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